Aquí no hay quien viva

Roberto y Lucía están felices por mudarse al nuevo piso, pero desconocen la comunidad de vecinos que les espera. En la calle Desengaño, convivirán con sus vecinos un tanto peculiares. Por un lado, Marisa, Vicenta y Concha, tres jubiladas cotillas. Alicia y Belén, jóvenes desempleadas. El presidente y su familia. Una pareja gay del 1ºB. Y por otro lado, el portero que todo el día se queja.

Llega al edificio una nueva familia que anteriormente vivían en una zona lujosa. Tras la ruptura de Mauri con Fernando, llega Bea como nueva compañera de piso. Belén y Emilio no se deciden en si quieren estar juntos. Paloma y Juan, el presidente, atraviesan una mala racha en su matrimonio. Emilio y Rocío preparan todo para su boda.

Bea sigue con su embarazo, aunque Mauri está preocupado de quedarse fuera de la vida de su hijo. Juan e Isabel comienzan un affaire, aunque el marido de esta sospecha. Lucía quiere montar un restaurante sin la ayuda de su padre, pero la situación no es tan fácil. Bea y Emilio siguen sin ponerse de acuerdo, pero se quieren. En la comunidad todo sigue su curso, aunque con caos.

Siguen ocurriendo problemas en la comunidad de vecinos esta temporada: un incendio que el seguro no querrá pagar, Paloma despertando del coma, Lucía sigue sin saber con quién salir. Por otro lado, las fiestas navideñas tampoco saldrán como ellos esperan. Juan Cuesta querrá dejarlo todo, pero los vecinos saben lo importante que es él para el edificio y sus inquilinos.

La última temporada viene cargada de malas noticias para los de la calle “Desengaño, 21”. Por un lado, Belén y Emilio han sido capturados por fraude. Las mujeres del primero quieren irse a una residencia. Fernando sigue yéndose de viaje dejando muy mal a Mauri. Llega una nueva familia e integrante a la familia de los Cuesta.